sábado, 18 de septiembre de 2010

Entrevista a Abel Posse, Ex Embajador argentino en Perú.


¿Qué recuerdos tiene del Perú sobre todo de la época en la que usted fue Agregado?

En realidad los recuerdos del Perú son los recuerdos políticos que son los menores y los recuerdos máximos que son la sociedad peruana, la extrañísima atracción que ejerce esa sociedad que oscila entre el dolor y un sentido muy pagano y rico de la vida; y que tiene además una variación humana que es un poco como la cocina del Perú. En cada cuadrantev del país, en cada territorio del país hay una distinción en el estilo y la forma de ser sea de la gente o de la cocina pero tiene un espíritu de las tres naciones que hay en Perú, que son las naciones de la selva, la nación de la costa y la sierra tienen una unidad fascinante para mí.

Para mí Perú fue una de las lecciones más profundas. Yo llegué siendo muy porteño después de haber estudiado en Francia y era mi segundo puesto diplomático y me enriquecí muchísimo porque me intereso profundamente las culturas profundas del Perú, las culturas indígenas primitivas, el incario, y me puse a estudiar eso sobre todo en la dimensión espiritual me enriqueció mucho y me convertí en un admirador y me hubiese gustado alguna vez haber podido escribir una novela exclusivamente sobre el incario. Había surgido una novela que se llama El Inca o algo así que era muy famosa y no cumplí nunca ese cometido. Pero en todo caso, viví una de las etapas más lindas de mi vida, tengo recuerdos de la geografía y de la presencia de la belleza geográfica del Perú. La presencia del mar, me gustaba ir a pescar a la madrugada con un amigo de la Embajada, íbamos a la madrugada, al amanecer al sur, a Mala,a la costa de Mala que había unas rocas y ahí nos pasábamos horas. Ahí vi volar el cóndor al amanecer, pesque una manta raya que no olvidaré en mi vida porque luchábamos todo el día para sacarla. Tengo el recuerdo de esas pequeñas cosas de la vida y, sobre todo, de esa sociedad compleja y vital al mismo tiempo porque hay una vitalidad en la reflexión del hombre de la sierra, en el silencio del hombre de la sierra pegado a su cultura y fiel a su cultura, hay una vitalidad en la costa indudablemente, en la alegría de la noche, en la religiosidad, en todos los elementos que tienen los peruanos de pasión y conocì también la selva cuando fui Embajador de uno de los países garantes de la paz con Ecuador.

¿Qué recuerda de su paso como Embajador?

Primero la infinita satisfacción de estar en un país sanmartiniano y de vivir la historia de nuestro Libertador conjuntamente con los peruanos, luego el placer de vivir en Lima para mí fue extraordinario. Cuando volví como Embajador recordé lo que había vivido 20 años antes con mucho felicidad, los amigos que se hacen en Perú y sin duda alguna esa necesidad reitero espiritual que para mí fue el conocimiento de una dimensión, de un oriente que estuviera incluido en la geografía de América, un tibet secreto, un lugar donde hay una cosmovisión que uno podría ir desarrollando y conociendo a través de la arqueología y de los restos que fueron quedando de esas culturas. Para mí fue una experiencia extraordinario. Y políticamente el encuentro con los peruanos más allá de las ideología políticas que son ocasionales ha sido siempre muy positivo desde el primer momento de mi carrera cuando fui a Perú por primera vez durante la Revolución de Velasco Alvarado que fue uno de los episodios más curiosos de un episodio militar que miro hacia una visión intelectual del Estado y que era muy interesante y luego la experiencia última mía que fue muy rica diplomáticamente porque eran los conflictos con Ecuador y la superación de esos conflictos, incluso con la decisiva intervención del Canciller argentino Guido Di Tella que estaba casi de paso en una visita oficial programada de antes y se encontró con los días más álgidos que casi llevaron a la guerra antes de haber tenido la satisfacción de volver a la zona de la sierra y establecer los mojones que dimitan definitivamente el conflicto entre Perú y Ecuador.

¿Usted como diplomático como recuerda la ayuda peruana en Malvinas no sólo la política y militar del Gobierno de Belaunde sino la diplomática en manos del Secretario General de las Naciones Unidas Javier Pérez de Cuellar?

Lo he tratado al señor Belaunde y a Javier Pérez de Cuellar. A Javier Pérez de Cuellar, incluso como colega cuando yo pasé como Embajador en la UNESCO, él estaba en París mucho tiempo de su vida y para nosotros fue uno de los gestos más emocionantes donde la llamada hermandad latinoamericana que a veces es meramente retórica allá se hizo realidad vital. Cuando llegó el avión Hércules, cuando llegó la flotilla, cuando hubo una oferta incondicional de apoyo a las armas. Creo que fue uno de los momentos que la realidad de la unión espiritual latinoamericano tocó la política cuando generalmente le huye. Nosotros habíamos vivido muchos años sin haber llevado a la política real ese sentimiento de Patria que dejaron los Libertadores y yo encontré que eso fue uno de los momentos más extraordinarios. No lo viví en Perú, no me tocó en perú la guerra pero lo viví cuando estaba en la Embajada en parís y verdaderamente sentíamos que Perú conmovía y dirigía la batuta de toda la lealtad latinoamericana con Argentina en esa Guerra.

¿Qué opina de la traición argentina al perú con la venta de armas siendo Argentina garante de paz?

Fue un error muy grande que más de la Argentina fue un error de las bandas que en momentos de corrupción que pueden pasar en Argentina o en cualquier otro país eso se filtra y se impone y a mí me nombraron Embajador justamente sustituyendo a mi coléga que había denunciado el hecho porque fue Cancillería Argentina que denunció el hecho del tráfico y lo hizo el Embajador Arturo Ossorio Arana, un verdadero gran profesional. A mí el gobierno de Menem me encargó especialmente ir porque yo tengo un sentido de amor y de contemporización con Perú, me parecía vergonsozo que una banda donde estaban mezclados gente de todas partes y algunos militares inmorales de Argentina no eran los que estaban en el poder eran esas organizaciones pequeñas periféricas internacionales que habían causado este error y este silencio sobre un tema que no se calculó pero era, verdaderamente, una contradicción absoluta entre la obligación moral de garantizar una paz y no haber tenido cuidado de impedir que ese mismo hecho se de por la vía del comercio de armas secreto e ilegal.

¿Cómo tomaron los peruanos este hecho? ¿Hubo un sentimiento antiargentino?

Jamás, jamás. Cuando yo llegué estaba preparado para recibir un momento muy duro pero hubo una comprensión de los peruanos y, sobre todo, del Ejército peruano. El Ejército peruano tenía en cuenta que tenía la información de que en este no había la intención de Argentina ni del gobierno sino que había había habido como pasa aquí en Argentina cosas que nos avergüenza y que el gobierno mismo no puede controlar en nuestro país y había ocurrido algo que tenía una trascendencia y era una mancha internacional pero prácticamente con Brasil trabajábamos juntos, con EEUU trabajábamos juntos y con Chile trabajábamos juntos y comprendieron inmediatamente que los cuatro países garantes habían comprendido eso como un incidente nefasto pero no como una realidad política ni la voluntad política del país.

¿Por qué luego de 16 años una Presidenta argentina visitó el Perú?

Es cierto 16 años son ya de la visita. En realidad nosotros tendríamos que tener una relación con Perú mucho más cordial y directa esa es mi opinión personal, sobre todo que además todos sentimos en el continente que el Perú remontó a un nivel de crecimiento, de superación de tantas dificultades sociales, de tantas postergaciones ancestrales y que están como establecidas y endurecidas en La realidad peruana que está entrando en un movimiento político económico promisorio y entonces eso es muy importante, la normalización ya está y fue entusiasta, lo que espero es que sigamos en un camino de construcción con Perú totalmente entrenado y claro. Todavía puede haber elementos ideológicos de algunos sectores del gobierno argentino que pueden creer que Perú forma parte de una línea economicista distinta pero no es así. Perú está logrando un desarrollo importante muy fuerte, tiene una conducción de la economía juzgada por los que entienden de brillante y creo que poco a poco esa cultura profunda va a no modernizarse sino a espiritualizar la modernidad pérdida.

¿Se puede decir que la mejor relación bilateral de los últimos años fue la de Alfonsín con Alan García?

Esa fue una relación muy importante porque aquí Alan García se reveló, era uno de los hombres más inteligentes del continente, él había sido secretario, un formado nada menos que junto a Haya de la Torre. Entonces por Alan García acá en Buenos Aires se pegaban carteles, donde estaba la foto en carteles comunes en los barrios con la frase “Patria mía, dame un Presidente como Alan García”, eso lo vi yo. Ahora verdaderamente ese momento fue un momento de coincidencia de dos países que no mancharon su relación, después vino el incidente de las armas y ahora está todo superado vamos en un camino hacía un futuro muy importante de unión continental junto con Brasil con Chile donde se tiene que organizar todo de nuevo que la Guerra del pacífico destruyó y creo rémoras de oposición mutua y creo que eso se está superando a través de eso y de la diplomacia y de comprender que estamos en la misma barca.

Recién hablaba de Haya de la Torre. ¿Se puede decir, salvando las distancias, que Haya de la Torre era el Perón peruano?

Sí en cuanto a líder, en cuanto a líder con la diferencia que Haya de la Torre tuvo una formación universal que no tuvo ningún otro político. Mariátegui, Haya de la Torre, uno como comunista y el otro como social americano como era Haya de la Torre con diferencias de época tenía una cultura que es envidiable. No hay ningún político de izquierda en Argentina que tenga la formación de Mariátegui, ya no hay un pensador político que tenga una visión de la América racial, de la América de los Libertadores, de la necesidad de inserción en el mundo, del conocimiento del mundo tan racional como la tuvo Haya de la Torre. Así que creo que Alan García tiene la mejor escuela que puede tener cualquier político del mundo.

Usted que estuvo trabajando en la Embajada Argentina en Perú en la época de Velasco Alvarado. ¿Cómo recuerda la Revolución Peruana?

Fue un episodio muy sorprendente, muy notable, teníamos nosotros un acercamiento muy grande con Perú y Velasco Alvarado superaba el nivel de los militares argentinos que no tenían un programa social, económico de desarrollo. Velasco Alvarado era como un Ejército más Arturo Frondizi por ejemplo, un gran desarrollista, un hombre que tenía una idea de que no bastaba solamente la riqueza económica sino el progreso social. Esa idea era muy cautivante porque estaba unido a un poder muy firme como era el del Ejército Peruano para garantizar no solo una política de mero poder sino una política de contenido del poder, eso era una de las cosas más originales de América.

Uno de los grandes colaboradores de Velasco Alvarado fue el General Mercado Jarrín, un gran geopolítico. ¿Qué opina de él?

Tengo el mejor recuerdo y un recuerdo de amistad de Mercado Jarrín. Nos veíamos tan seguido en la Embajada Argentina y en los actos peruanos y hablábamos siempre y él era el pensamiento geopolítico y geoestratégico de su país, era importantísimo, era Canciller además. Yo fui a saludarlo cuando llegué a Perú acompañado por mi Embajador presentándome como se estila y me acuerdo que a los pocos minutos él había dejado lo meramente formal para empezar a hablar de filosofía política.

Usted como escritor. ¿A que escritor peruano admira?

Admiro en primer lugar a José María Arguedas porque me parece un genio absoluto, desordenado como escritor, como mero escritor en un sentido formal pero el hombre más intenso de la literatura americana junto con César Vallejo que es, no tengo que decirlo yo, uno de los poetas más intenso que dio América y que dio el mundo poético occidental. Esos son los que yo más admiraría.

Ellos son representantes del indigenismo. ¿Qué opina de esa corriente no solo literaria sino pictórica con José Sabogal?

Perú tiene múltiples aspectos pero no es lo que yo más aprecié, me parece que es extraordinario aquél escultor que hacía los metales que tenía en Barranco un taller gigantesco que hacía esculturas muy grandes en metal. Lo conocí fui amigo de Szislo y de Blanca Varela, hice un homenaje en la Embajada a Blanca Varela todavía en vida. Yo creo que Perú tiene una producción espiritual que se transforma en arte, en música, se transforma en pintura y se transforma sobre todo en poesía y literatura de primer orden y nivel.

¿Por qué en la parte cinematográfica Perú no tiene tanto prestigio como otros países?

No sabría explicarlo, pero a veces pasa en las artes. De repente en un país que no dio muchos pintores como Suecia aparece un cinematografista como Berman. No hay una medición de los factores espirituales que llevan al arte. En general el arte son expresiones espirituales que eligen caminos que pueden ser diversos. Pueden ser de letras, el de los colores o el de los sonidos, pero en todo caso Perú se puede dar por bien servido como riqueza de producción constante y permanente y siempre de primer nivel.

¿Cómo ve las relaciones comerciales entre Argentina y Perú ya que hay un desfasaje porque Argentina prácticamente le compra poco, nada a Perú y Perú le compra de todo?

Hace años que está eso porque Perú mantuvo hasta ahora que ya está recreando una nueva visión económica, mantuvo un nivel de importaciones industriales de pequeñas cosas que podría haber hecho Perú pero no había una sustitución de importaciones de Argentina como se podía esperar en muchísmos ramos e incluso la energía nuclear se hizo con Argentina. Había, digamos, un bache de que Perú no era un país industrial sobre todo cuando vino este hecho de consumismo acelerado y de economía de bienestar, entonces, se inclinó muchísimo la balanza a favor de un país más productor que Perú que era Argentina. Yo creo que eso se compensa por muchos caminos y poco a poco vamos a ir entrando en un nivel de intercambios correctamente equilibrados.

¿De cara al futuro ve bien las relaciones argentino peruanas o hay que modificarlas en algo?

No creo que haya que modificarlas. Creo que hay que incrementar las relaciones que hacen que los dos países se unan. Ahora Perú se situa como un país diría como de los que están dando el ejemplo de cómo hay que conducirse en un momento del mundo de transición donde hay tantas crisis económicas, donde América Latina tiene la suerte de poder producir aquello que el mundo paga mejor, que son los productos agrarios. Perú ojalá que el Pacífico quiera que el Perú pueda volver a la pesca y a las proteínas de la pesca que tuvo en su mejor momento. El Perú tiene unas reservas gasíferas extraordinarias, tiene reservas petroleras importantísimas y toda una minería por explotar y tiene cada ve una mayor capacitación tecnológica de sus Universidades que la alienta al ritmo moderno de la vida, así que yo creo que poco a poco estamos entrando en una nueva etapa donde el mayor cuidado que debemos de tener frente a la tecnología que nos domina y nos lleva poder conservar esa gracia profunda y ese sentimiento espiritual que tiene Perú. Lo que ustedes llaman el Perú profundo.







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